miércoles, 25 de marzo de 2009

Y así empezó todo... (6ª Parte)

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La escotilla de entrada al profundo y estrecho tubo de acceso al motor se oscureció, y con un gruñido apareció Lofryyhn, su pelo castaño rojizo manchado de grasa y polvo. «¿Y bien?", preguntó Page.

El wookie bramó las ambiguas noticias: las modificaciones de Sarne en el impulsor sublumínico de la corbeta Corelia no estaban acabadas, pero al menos los imperiales no habían tenido tiempo de sabotear nada antes de irse. «Podría ser peor», dijo Page, «De acuerdo. Ahora convendría que echase usted un vistazo al hiperimpulsor».

Tenía un escalón detrás, de modo que se dio la vuelta en el instante en que Syla Tors y un civil con el mono manchado entraban en la sala.

«¿Cómo está ese hangar añadido?", les preguntó.

-Podría estar mejor -respondió Syla-. El hangar fue diseñado para cazas TIE, pero no llegaron a poner las perchas. Podemos meter cinco Alas-X, aunque van a ir un poco justas. También se pueden usar los tubos de atraque para colocar otras nueve por fuera. Tofarain examinó el equipo de soporte vital y dice que es perfectamente operativo.

Page se fijó en el civil rechoncho y gruñón que se había colgado de Syla y de Lilla Dade el día anterior (mientras comprobaban los daños en el astropuerto) exigiendo a grandes voces que reparasen sus arruinados talleres. El nuevo amigo de Lilla, el incorpóreo defel Kl'aal, había amenazado con despedazar el rostro de aquel hombre si no dejaba en paz a las dos mujeres; Lilla, siempre tan práctica, propuso traerlo allí, al Valle de Sorbiss, y ponerlo a trabajar. «¿Es eso cierto, Tofarain?», preguntó.

-Natural, teniente -dijo el mecánico-. Claro que ahí aún queda trabajillo por hacer. Como en toda la nave.

-Ya lo sé -dijo Page-. La cuestión es si Lofryyhn podrá tener los sistemas en marcha y mantenerlos mientras dure ese trabajo.

-¿Él sólito? -resopló Tofarain-. Ni soñando. Perdona, Wook, pero ni soñando. -Levantó un dedo y echó la cabeza a un lado-. Ahora bien, el Wook y yo... eso ya es otra cosa. Además... – se golpeó el pecho y apuntó a Page con el dedo-...conmigo tendrá un experto piloto de transbordador y además un transbordador rematadamente bueno.

Page miró a Syla, levantando las cejas en signo de interrogación. «He visto su transbordador en el astropuerto», confirmó ella. «Al menos parece que vuela».

-Es una preciosidad -protestó Tofarain con tono de orgullo herido- Lo he modificado una barbaridad, yo sólito. Vuela de ensueño. Vamos, contráteme y entra gratis en el paquete.

-Antes tengo que hacer unas consultas –dijo Page secamente. Pero la realidad pura y dura es que no tenía mucha elección. La corbeta iba a necesitar un mínimo imprescindible de cien tripulantes, y no habría forma de que el almirante cediera tanta gente.. Si la nave debía volar, tendrían que completarla con muchos civiles de Kal'Shebbol.

Y tampoco iban a tener tantas Alas-X y pilotos como Syla quería. Ocho, tal vez, si pillaban de buenas al almirante; y posiblemente un par de Defensores, de esos sin hiperimpulso. Su comunicador sonó y él le dio un toque. «Page».

-Aquí Vandro, teniente, arriba en la torreta número uno - se oyó a la otra voz-. Los turboláseres parecen en buen estado, salvo por los condensadores de energía. Faltan cuatro, y dos de los otros presentan un aspecto lamentable.

-Lo habitual para la norma en esta nave, vamos -comentó Page-. Incluiré condensadores en la lista. Todo lo malo será que el almirante diga que no.

-0 que se parta de risa -dijo Vandro sarcásticamente.

-Es más que probable -admitió Page-. ¿Siguen Ciro y Adrimetrum examinando la enfermería?

-Es lo último que supe. ¿Los llamo?

-No, quiero hablar con ellos en persona. Siga examinando las demás torretas de turboláser y luego mire qué puede reunir. Quizás Sarne guardaba condensadores en alguna parte.

-A la orden.

Encontró a Ciro y a Kaiya estudiando las instalaciones médicas con un mon calamari llamado Akanseh, que había sido prisionero en el centro de detención del moff. «¿Y bien?», les preguntó Page.

-Razonablemente completa-dijo Ciro- La sala de operaciones es algo parca, pero el doctor Akanseh dice que sus droides médicos lo suplen casi todo.

-Si aún existen -añadió Akanseh, cuya grave voz de mon calamari sonaba sorprendentemente suave-. El moff Sarne confiscó toda mi sala móvil de operaciones cuando me metió en la cárcel.

-¿De qué le acusaron? -preguntó Page.

Los enormes ojos del mon calamari parpadearon incómodos. «El moff Sarne no solía necesitar algo tan prosaico como una acusación».

-Comprendo -dijo Page- Quiero que empiece ahora mismo con el laboratorio médico, doctor. Ciro, Adrimetrum: venid conmigo al puente.

Minutos más tarde el trío aparecía en el puente.

«Esta es la situación», dijo cuando los tres estuvieron sentados en los gastados asientos de mando: «En apenas veintiocho horas se estará marchando el grupo de combate. Pregunta: ¿Estará esta nave lista para volar en ese tiempo?»

-No sé qué tiene que ver eso con la partida del grupo de combate -refunfuñó Ciro—. Hasta ahora el almirante no nos ha colmado precisamente de personal ni de equipo.

-No, y no es probable que lo vaya a hacer en breve -dijo Page-. De hecho el calendario es de mi cosecha. Quiero que estén buscando a Sarne antes de que yo me haya ido de Kal'Shebbol.

Ambos lo advirtieron al mismo tiempo. «¿Nosotros?», preguntó Ciro con tacto, «¿Quiere decir Adrimetrum y yo?»

-Lo han captado-confirmó Page-: Usted, Ciro, será el capitán. Usted, Adrimetrum, su lugarteniente.

Ambos intercambiaron miradas «Con los debidos respetos, señor», dijo Ciro, «ninguno de nosotros está precisamente cualificado para comandar una nave nodriza».

-A una corbeta Corelia apenas se la puede considerar una nave nodriza -dijo Page soslayando la objeción-; imagínensela como un yate grande y con armas.

Kaiya se burló: «Seguro que eso aterrorizará a Sarne cuando lo tengamos a tiro. ¿No podemos esperar a que la Nueva República se permita prescindir de una auténtica nave de guerra?»

Page miró a través de las ventanas del puente hacia el suelo del valle. «No creo que dispongamos de tanto tiempo», dijo en voz baja. «Ambos vieron lo que esa tecnología del Guardián Oscuro es capaz de hacer. Sarne la posee; pero no creo que aún la tenga bajo control. No podemos dejar que amplíe ese punto de partida más allá de lo conseguido hasta el momento».

-Pero, ¿yo capitán? -preguntó Ciro, evidentemente estancado en ese punto-. Adrimetrum tiene más experiencia; por lo menos dirigió su propio grupo de la resistencia durante algún tiempo.

-Y sin embargo usted es el único que pudo atravesar ese campo de aletargamiento mental que nos lanzó Sarne - le recordó Page-. No muy rápido; tan sólo se arrastraba. Pero usted se movía. Eso me indica que usted posee una resistencia a esas cosas superior a la media. Y en una situación límite eso puede marcar la diferencia. En cualquier caso ya he tomado una decisión.

-Sí, señor -dijo Ciro-. ¿Qué hay de la tripulación?



-He empezado a hacer una lista -dijo Page entregándole su computador de bolsillo-. Me temo que va a tener que completarla con muchos civiles.

-Por no hablar de antiguos imperiales –dijo Kaiya leyendo por encima del hombro de Ciro-. La teniente Jessa Dajus ya ha admitido haber sido piloto de Sarne.

-Y el doctor Akanseh ha admitido haber hecho ciertos trabajos médicos sin especificar para el moff -asintió Page-. Pero no olviden que ambos estaban en su centro de detención.

-¿Qué me dice de ese defel, Kl'aal? –preguntó Ciro-. No era un prisionero.

-No, pero pasó dos días con Dade antes de que llegásemos aquí -les recordó Page- No la traicionó, y tampoco a nosotros. Tengan presente que trabajar para un hombre como Sarne no implica necesariamente querer hacerlo. En mi opinión, todos los que le eran realmente leales huyeron cuando él lo hizo.

-Esperemos que así sea -dijo Ciro arrugando la frente mientras estudiaba la lista- ¿Quién es este Gorak Khzam que ha apuntado para la seguridad a bordo?

-Es un comerciante rodiano que asegura haber volado por todo el sector Kathol durante los últimos diez años - le explicó Page-. Hay grandes y sospechosas lagunas en su curriculum; pero dada la absoluta falta de información que tenemos sobre los sistemas que van a visitar, pienso que merece la pena aceptar la apuesta.

-De modo que Khzam está aquí para contarnos a dónde vamos -dijo Kaiya-, y Dajus nos dirá qué es lo que Sarne puede estar haciendo allí.

-Eso es, más o menos -dijo Page-. Y no olviden esos presentimientos de Dajus. Puede que de algún modo esté en sintonía con la Fuerza.

-O eso, o sabe más de lo que debería saber un piloto de transbordador acerca de las actividades de Sarne y utiliza los presentimientos como coartada -dijo Kaiya.

-Sí, podría ser -admitió Page-. Otra cosa: al parecer Dajus y Khzam se conocen. Y no estoy seguro de que su relación sea amistosa.

-Esto se pone cada vez mejor -dijo secamente Ciro-. Veo que también ha metido en la lista al amigo wookie de Kaiya.

-Y a ese mecánico civil, Brophar Tofarain –asintió Page-. Van a ser el núcleo de su equipo de mantenimiento.

-En cualquier caso, es un comienzo-dijo Ciro devolviendo el computador de bolsillo-. Será mejor que demos la voz en la ciudad de que estamos admitiendo solicitudes.

-Ya lo he ordenado -dijo Page-. También he conseguido que la gente del almirante estudie los roles de tripulación para ver de quién se puede prescindir.

Kaiya hizo una mueca. «Desde luego, con eso nos vamos a traer lo mejor de cada casa».

-Lo sé -admitió Page-. Pero van a tener que hacer lo mejor que puedan con lo que tienen.

Ciro tosió un poco. «Supongo que no podrá dejarnos ningún Ala-X».

-Ya lo he preguntado-respondió Page-. Dice que, si puede, el hermano de usted estará definitivamente el primero de la lista.

Ciro mostró una media sonrisa. «Gracias, señor».

-No se preocupe. -Page se incorporó- Me vuelvo a la ciudad para revisar las solicitudes de embarque. Será mejor que ustedes dos vuelvan al trabajo. Van a tener veintiocho horas muy ajetreadas.

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